Los niños sensibles: el síndrome del niño hiperregalado

Los niños sensibles: el síndrome del niño hiperregalado

En el mundo de Vincent Bal, menos es más. Este ilustrador belga es capaz de transmitir toda una galería de arte con objetos cotidianos del día a día que creen sombras, un pincel para algunos detalles y mucha creatividad. Se trata de abrir los ojos y ver un abanico de mundos en las cosas sencillas. Esa es la ventaja que tienen los niños.
Su pequeña cabecita es capaz de idear grandes maravillas, mundos llenos de fantasías y heroínas y súper héroes de toda clase. Sin embargo, por culpa de la expansión de las grandes tecnologías y la grandísima variedad de juguetes que tienen, esa ilusión e imaginación tan puras que solo tienen los más pequeños, la están perdiendo.

¿Qué tienen de malo los juguetes?

Tenemos que tener en cuenta que el niño se encuentra en una de las etapas determinantes de su vida, por lo que toda influencia que reciba será parte de su educación e irá formando su carácter y forma de ser. A través de los juguetes los niños reciben valores, de ahí la importancia de la cantidad que deberían tener.
Solo tenemos que echar la vista atrás y pensar en nuestra infancia. Teníamos pocos o prácticamente ningún juguete, pero nos divertíamos y sabíamos sacar provecho de ello. Tener poca cantidad de estos implica que el peque sea más creativo, utilice la imaginación para crear de un mismo personaje varios roles, como si fuera una obra de teatro.
Por supuesto, al principio el niño se aburrirá si le quitamos la mayor parte de sus juguetes, pero al final, justamente para combatir ese aburrimiento, su pequeña mente comenzará a maquinar qué puede hacer con lo que tiene para pasar un rato divertido. O, por otro lado, acudirá a otro tipo de entretenimiento como la lectura, la escritura o el arte, desarrollando su parte más emotiva y creando un hábito.
Y no solo eso. Cuando un niño tiene muchos juguetes es más complicado que mantenga la atención en uno solo, porque sabe que en otro cajón tiene una gran diversidad de otros muñecos y no le da especial valor a ninguno de ellos.
Uno de los puntos fundamentales es que los pequeños con pocos juguetes aprecian más los que tienen, les dan un mayor cuidado porque saben que si los pocos que tienen se rompen, se quedarán sin nada. Mientras que aquellos que tienen una gran variedad de muñecos, si algo se rompe acuden a otro objeto y no se preocupan por el estropeado. No solo aprenden a cuidarlos más, sino también a compartir y jugar en equipo con otros niños, por lo que también van desarrollando la socialización.

No son un sustituto

Los juguetes no deben de ser sustitutos de los padres. No se puede rellenar el tiempo que los padres no pasan con sus hijos con juguetes, porque a pesar de la alegría que creemos que les da a los hijos recibir regalos, no hay nada que valoren más que pasar tiempo con vosotros, jugando, leyendo, haciendo experimentos o realizando actividades al aire libre. Formemos parte de la buena educación de nuestros niños, pero sobre todo formemos parte de ellos.


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