Usar la curiosidad para aprender
/0 Comentarios/en Sobre la Luz y las Sombras, Temáticas relacionadas /por AlasombritaLa curiosidad forma parte del ser humano desde que nace, y no desaparece nunca. A lo sumo, va disminuyendo a medida que se va creciendo. Esta faceta de las personas es un pilar importante dentro del aprendizaje y la educación de cada individuo.
Cuando se trata de un niño, la curiosidad es algo que “viene de serie”. Es trabajo de padres y educadores el mantenerla siempre viva en el pequeño, ya que esto permitirá despertar en él el deseo de aprender por sí solo. Ser curioso es el primer escalón en el aprendizaje venidero.
Jamás has de poner trabas a la curiosidad del niño, aunque a veces al adulto le resulten un tanto incómodas las preguntas que pueda hacerle el pequeño. Has de pensar que las cosas solo son negativas o inoportunas para el adulto, nunca para el niño.
El aprendizaje desde la infancia
El niño es curioso prácticamente desde que nace, desde que sus ojos le permiten ver. Esta característica va en aumento a medida que empiezan a gatear y andar. Y es que el deseo por explorar todo aquello que tienen alrededor siempre es algo innato.
El interés por lo desconocido mueve al niño, lo motiva a descubrir, y esto es algo de vital importancia en el aprendizaje del pequeño. Siempre va a querer saber un poco más, preguntarse por todo. El adulto ha de ser el cómplice en esta fase de su desarrollo, permitiendo que siga siempre presente y sin obstaculizar en ningún momento.
El adulto ha de respetar la necesidad imperiosa que siente el niño por explorar y descubrir, dejándole amplia libertad de movimientos, siempre, claro, que no suponga un peligro para el pequeño.
El primer paso para dejar libertad al niño está en dejar de usar ciertas frases y palabras que lo coartan a seguir investigando. Hay que olvidarse de pronunciar “estate quieto”, “no toques eso”, “no hagas más preguntas”.
La educación comienza en casa
No hay que dejar que sea exclusivamente la escuela donde el niño ponga a prueba sus ganas por descubrir el mundo. También es importante que en casa se potencie esta característica del peque. Estas ideas le ayudarán a mantenerse motivado siempre:
– Una actividad que el niño no espera es algo que le vuelve loco y además de ponerle contento, despertará aún más su interés.
– Alegrarse cada vez que el niño te pregunta algo, y estar siempre preparado para ese momento en que el niño sienta la necesidad de saber. Los padres sabrán cómo responderle en cada momento.
– Es importante enseñarle rutinas al niño para que aprenda normas y hábitos, pero nunca está de más romperlas de vez en cuando con algo divertido.
Un niño curioso siempre desarrollará la capacidad de observar, de aprender y de sentirse motivado, antes que uno que no lo es tanto. Jamás hay que olvidarlo.
La curiosidad es un arma muy poderosa en el aprendizaje y la educación del niño. El adulto ha de valerse de esas ganas por conocer, por descubrir, por jugar y por asombrarse. Todo, para mantener siempre despierto el deseo por aprender, que a la postre, será primordial en el desarrollo del pequeño.
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