Gaspare Nasuto, maestro del títere napolitano: “Cada títere que hago está conectado con su alma”
Guardián de los secretos del guaratelle o títere de guante tradicional, el más joven de la última generación de la tradición del Pulcinella napolitano, Gaspare Nasuto, se ha aliado con José Diego Ramírez, director artístico de la compañía andaluza A la Sombrita, para alumbrar una nueva versión del cuento clásico de Caperucita.
‘Los títeres de Caperucita Roja’ propone una visión diferente y necesaria del tema clásico, que reivindica la importancia de la comunicación en la familia y recupera toda la fuerza y el sentido de la historia original, lejos de las versiones edulcoradas de los últimos años.
Director y creador de los títeres o “actores de madera” del nuevo espectáculo, Gaspare Nasuto nos cuenta en esta entrevista cómo se ha desarrollado el proceso de coproducción, las claves de esta nueva adaptación y el buen estado de salud del que goza el mundo del títere, al que también espera dedicarse, dice, “en su segunda vida”.
Pregunta. ¿Cómo surge la colaboración con la compañía A la Sombrita? ¿Ha sido fácil integrar los estilos y líneas de trabajo de ambos?
Respuesta. En los más de 30 años que llevo en el mundo del títere, he trabajado mucho en España y, por fin, en 2015, empecé mi colaboración con José Diego Ramírez. Sin duda, A la Sombrita tiene mucho que compartir conmigo, pues tenemos una forma muy parecida de trabajar. Lo que me encanta de esta colaboración es la gran calidad del trabajo: cada cosa en esta producción no es casual, está perfectamente pensada. Esta ha sido la primera de las colaboraciones, pero no termina aquí, empieza un ciclo para nosotros en el que vamos a conectar el sur de España con el sur de Italia.
P. ‘Los títeres de Caperucita Roja’ es una coproducción italiano-española, napolitana-andaluza ¿Funciona esta fusión de ambos sures? Es decir, ¿se entienden bien los personajes del Pulcinella napolitano y el Cristobita andaluz?
R. El sur de Italia y el sur de España son muy parecidos, hay una manera de entender la vida muy similar. Conectarlos es algo mágico. Por ello, esta obra no es sólo la colaboración entre dos artistas, sino que es un gran proyecto cultural que conecta una tradición como es el Pulcinella napolitano con cinco siglos historia con el títere de Andalucía. Además, como embajador en el mundo de la máscara de Pulcinella para el Museo de Acerra que soy, también supone la conexión de instituciones culturales.
Una visión diferente
P. Caperucita es un clásico entre los clásicos… ¿qué propuesta diferencial aportáis en esta adaptación?
R. ‘Los títeres de Caperucita Roja’ es un cuento completamente nuevo. Respeta el tema clásico, pero tiene algunas sorpresas que lo hacen distinto. En esta adaptación, por ejemplo, no tenemos la figura de la mamma, sino que Caperucita se hace acompañar de dos tíos muy particulares, Pablito y Pedro. En cuanto al tema, podemos decir que nuestra historia habla más al corazón y pone a la familia en el centro, llamando la atención sobre la necesidad de comunicación que hay entre padres e hijos. Porque Caperucita no es negligente o valiente, es solo una niña que no tiene instrumentos para defenderse, llamada a realizar un trabajo que no puede hacer. Ella tiene que jugar, estudiar, estar con sus amigos… pero el adulto no tiene tiempo y le encarga visitar a su anciana abuela, que está sola. Por otro lado, la música es original de Sulpicio Molina y la escenografía también, construida por David Zuazola y José Diego Ramírez y pintada por el artista Jerónimo Díaz. En definitiva, es una producción teatral total.
P. La de Caperucita es una historia que tiene su parte de gravedad, pero ¿habrá humor en esta versión?
R. Por supuesto, hay muchas risas. Hablamos de cosas serias, pero lo hacemos a través del humor. De hecho, el 95% de la función es humor. Pedrito y Pablo, los tíos de Caperucita, van a procurarnos mucho divertimento.
P. ¿Sigue teniendo vigencia el texto de Caperucita?
R. Caperucita tiene mucha actualidad. Los niños se pasan el día paseando por el bosque de internet, que es una metáfora magnífica de la red social, donde los peligros están ocultos en gran parte porque los adultos no comparten información con los niños. Caperucita es un pretexto para hablar al corazón de la gente: no hay peligro cuando la familia se comunica.
La máxima expresión del títere
P. Además de director, eres el creador de los títeres de la obra, auténticas obras de arte ¿Qué características has querido imprimir en los protagonistas de Caperucita?
R. El teatro me gusta en sus 360 grados, es algo total para mí. Yo no hablo de títeres, sino de actores de madera, que es lo que hago en la Domus di Pulcinella di Gaspare Nasuto. Este espectáculo parece más una película que una función de títeres. De hecho, hemos llevado a cabo un largo casting para encontrar al lobo de la historia, y lo mismo con Pedro y Pablo. De hecho, Pablito es una máscara completamente nueva creada para la obra, un personaje totalmente andaluz, porque, aunque me interesa tener presente el código napolitano, la función tiene que hablar como el país en el que se representa y estos títeres hablan andaluz.
P. Desde el punto de vista de la técnica ¿Qué aporta el títere de guante a esta historia que no hace otro tipo de títere?
R. El títere de guante es la máxima expresión que existe en este tipo de teatro, con más de cinco siglos de historia en Nápoles. Por cómo se manejan, la interpretación, la psicología de los personajes… parecen más personas que juguetes. No es sólo una talla de madera antigua, cada personaje tiene un movimiento distinto, su propia personalidad. Cuando mi trabajo de talla termina, los títeres empiezan su vida. Se puede decir que trabajo, al revés, es decir, tallo a los personajes imaginándolos sobre la escena y voy de delante hacia atrás en el tiempo, dándoles poco a poco su alma. En este sentido, José Diego ha hecho un trabajo muy duro de aprendizaje de la técnica en ‘Los títeres de Caperucita Roja’ y consigue que en directo surja la magia.
P. El títere napolitano tiene una larga tradición ¿crees que también tiene un gran futuro?
R. Hay una generación nueva de familias a la que les encanta los títeres, y eso es una gran esperanza para el futuro. Ocurre que el teatro antiguo de títeres suena ahora muy moderno y contemporáneo. El títere no es una tontería para niños, es teatro, y los niños lo entienden perfectamente. Siempre digo que es importante que los niños acompañen a sus padres al teatro para explicarles qué ocurre. Para que no lo perdamos, es muy importante conectar el teatro de títeres con las universidades y escuelas, impulsando la investigación y dejando claro que existe un verdadero arte escénico del títere. Para mí, los títeres son mi vida, es mi manera de mandar mi mensaje al mundo. Recuerdo que, con 5 años, mi padre me sacaba a pasear al mar y en el paseo marítimo trabajaba la familia histórica de los titiriteros. Con 7 años tengo una foto en la que ya trabajo con títeres. Espero que, en mi segunda vida, también pueda hacerlo. Pienso que ese es el secreto de la inmortalidad, hacer lo que te gusta.
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